MATILDA SEDNA

La història de l'Anna passa a Barcelona, al voltant dels carrers de la Vila de Gràcia que la va veure néixer i créixer. És per aquesta relació entre els personatges i els paisatges que El passat que ens separa s'explica també en català. Una nova edició destinada a lectors de l'espai catalanoparlant feta amb la mateixa passió i cura. En aquest enllaç el trobeu.

  Hoy día internacional de la mujer os deseo buena lectura.  Me gustaría dedicar este día  a la figura del testigo cómplice. Allice Miller la definía como la persona que apoya a un menor maltratado, aunque sea ocasionalmente, para ofrecer un contrapeso al dolor y sufrimiento de su día a día. Los testigos cómplices pueden ser profesoras, abuelas, vecinos o cualquier persona del entorno del pequeño/a que a pesar de que no sea consciente de su papel decisivo le ayudará a salir adelante.

Nací en Barcelona, en la Vila de Gràcia. Curiosa por naturaleza, he trabajado en diversos ámbitos, de joven desarrollé mi vocación científica trabajando en la prevención y protección ambiental. Años después, interesada en la docencia y la pedagogía, dí un giro a mi trayectoria laboral. Es necesario advertir a los lectores que el objetivo de este blog es divulgar temas relacionados con el libro El pasado que nos separa,  pero en ningún caso animar a nadie a hacer un diagnóstico por su cuenta de algún trastorno que pueda sufrir en primera persona ni el de sus padres.  Leer el libro o bien algún tema tratado en este blog puede remover las heridas de personas que hayan sufrido abusos o maltratos en la infancia, por ello cabe destacar que este blog no sustituye una terapia adecuada con un profesional médico o psicólogo acreditado. Se aconseja acudir a consulta médica o psicológica para tratar cualquier cuestión, condición médica o psicológica incluyendo las materias tratadas en est...

 ¿Por qué feminista con perdón? Anna la protagonista del libro El pasado que nos separa parece que rompe el ciclo de los abusos y del trauma que se arrastran generación tras generación en su familia. El coste para ella es elevado pues en una sociedad como la nuestra en la que la familia parece que lo es todo, ella debe llegar al contacto cero para recuperar su identidad y su vida. La pregunta clave es porque no lo pudieron hacer las mujeres de su linaje antes. ¿Lo podría haber hecho ella hace 50 años? ¿Por qué tantas mujeres a lo largo de la historia no han roto los ciclos que se han repetido una y otra vez? Creo que tiene que ver con la herida materna que Bethany Webster explica como la herencia patriarcal de dolor, vergüenza, sometimiento y silencio, que las mujeres recibimos de generación en generación. La herida materna puede explicar porque ayer subida en el coche con mis hijas dije “qué bien el libro El pasado que nos separa está ya registrado en la biblioteca de Ca La ...