Tus hijos no son tus hijos
como Kahlil Gibran recita.
No son tu extensión, ni el espejo
donde proyectar tu odio,
frustración o rabia.
No son objetos, ni bienes,
y aunque ellos te hacen
padre o madre,
sabes que para merecer el título
has de amar y reflexionar.
Tus hijos no son tus padres,
no te deben cuidado
por sólo haberlos traído al mundo.
Ellos te quieren, te admiran y te adoran
porque así venimos todos,
sin discernimiento pero con corazón.
Tus hijos son de la Vida,
no se la robes,
no quieras poseer
la Luz con que nacieron,
no es tuya y viene de
mucho antes que existieras.
Matilda Sedna
